Hoy se conmemora el centenario de la fundación de posiblemente la escuela de arquitectura y diseño más influyentes de lo que se ha dado en llamar el Movimiento Moderno en arquitectura. Pero la escuela de la Bauhaus no fue sólo eso; su voluntad fue la de incidir en la sociedad mediante el diseño de objetos de consumo industrializados sin renunciar a su componente artístico. Es decir, en un momento de cambio total de régimen en Europa Central (en 1919 acabó la I Guerra Mundial) y después de varias exposiciones universales en las que se había evidenciado la dicotomía entre el esteticismo clasicista del viejo régimen o la Academia de Bellas Artes y el funcionalismo del mundo de las escuelas de ingeniería, justo en este momento la Bauhaus se propone elaborar un nuevo código para la modernidad que vuelva a recosir la estética con la funcionalidad en todos los ámbitos de la sociedad, desde el teatro o la danza hasta el diseño de muebles o arquitectura.
«La recuperació dels mètodes artesanals en l’activitat constructiva, elevar la potència de l’artesania al mateix nivell que les Belles Arts i intentar comercialitzar els productes que, integrats en la producció industrial, es convertiran en objectes de consum assequibles per al gran públic» , Walter Gropius, fundador de l’escola Bauhau
Finalmente, en 1933 el partido nazi de Adolf Hitler cerró la escuela por sus vinculaciones con el partido comunista, que había sido ilegalizado a causa de los hechos del incendio del Reichstag en febrero de ese mismo año.